Desde el alto de O Rodicio hasta montes Mouro e A Costa. Paseo tranquilo
por caminos desde donde se divisan unas amplísimas vistas del valle de
Maceda y montes circundantes. Extensas praderas en donde pasta ganado
vacuno y lanar justo a los pies de la sierra de San Mamede. La sierra do
Burgo y Cabeza Grande delimitan por el norte junto Monte Meda esta
extensa comarca. La ruta se puede ampliar siguiendo los múltiples
caminos y pistas que se acercan a San Mamede y desciende a los pueblos
ubicados en la base.
Pueblos con casonas que nos hablan de un tiempo pasado mejor, de
bancales que vuelven a revivir con vides ganados al abandono, bosques de
carballos, aguas termales, antiguas iglesias que visten el paisaje, y
sobre todo, corredoiras que nos recuerdan el paso de Arrieiros camino de
aquellos lugares donde el vino do Ribeiro era tan apreciado. Sin duda una ruta tranquila para disfrutar.
Desde Bande descendemos por carretera hasta tomar el Camino Natural Sta.
Comba - A Sainza que sigue el recorrido de la antigua Vía Nova. Camino
muy bien conservado, muy bien señalizado y muy auténtico, discurre entre
fragas autóctonas y pueblos ubicados cerca del río Limia. Una vez nos
adentramos en la Limia por Ponte Liñares iniciamos un ascenso paulatino
hasta el singular pueblo de Congostro con su plaza enmarcada por un buen
número de hórreos. Continuamos hacia la Aldea Rural de Santo André
por caminos asfaltados de hojarasca. Iniciamos la ascensión hacia Monte
Grande ( alto do Vieiro ), primero por un pequeño tramo de asfalto para
continuar por pista de tierra que en una larga y continua subida con
desniveles a veces altos nos lleva hasta la cima de Monte Grande a 1084
metros. Descenso rápido hasta el cruce con la carretera que en 2 kms nos
devuelve a Bande. Fantástica ruta.
Desde el Mirador da Lampa seguimos el sendero marcado como Ruta da Pena
da Moura - prg 235 hasta la unión con la senda das Angustias marcada por
la Asociación Móvete por Nogueira. Es otoño y el cañón del Sil, toda la
Ribeira Sacra, es una fotografía de colores que impresiona por su
belleza. El tramo hasta Santo Estevo discurre a media ladera sobre el
Sil, la flora autóctona, en esta estación, multiplica su exhuberancia
cromática combinada con el aterciopelado liquen que impregna los fuertes
muros que delimitan el sendero que acompaña al caminante y hacen del
camino una experiencia maravillosa..
Dejamos para el final de nuestra estancia en Riaño el extenso bosque de
Hormas, en principio habíamos pensado conocerlo en toda su extensión
pero descubrimos que el pico Pandián con sus 2010 podria ser el mejor
epílogo de nuestras rutas. Y a buen seguro así fue, la caminata por
el extensísimo bosque de robles centenarios con amplios prados en donde
se pueden ver corzos, jabalíes, caballos asturcones, rebecos, buitres y
por supuesto ganado vacuno y lanar, nos llevó hasta la fuente natural
que aquí nace y se ubica en la base de la subida hasta el Pandíán. No
hay senda señalizada y la espesa vegetación en la parte baja complica y
dificulta mucho la ascensión, hay que tomárselo con calma y de vez en
cuando girarse a contemplar las vistas sobre las montañas de Riaño y el
embalse que anegó uno de los valles más bellos del norte, nos
preguntamos con pena como sería hoy esta comarca en su aspecto natural.
Siete pueblos fueron anegados y se perdió una gran riqueza natural. Culminamos la subida en el vértice geodésico que nos
indica los 2.009 metros sobre el nivel del mar. Que decir de la
espectacular vista en 360 grados : Picos de Europa, Montañas de Riaño,
Bosques, embalse y la cercana montaña Palentina. Retornamos por la
línea de cresta siempre sobre los 1.900 metros hasta la Requejada, nos
desviamos hacia el valle siguiendo tramos abiertos, caminos de agua y
pedreras sin nada definido hasta la zona próxima al bosque en donde de
vez en cuando aparecen hitos que nos hacen pensar que vamos en la buena
dirección. Nos adentramos en el profundo bosque, robles centenarios
nos acompañan por un sendero más o menos intuido hasta lo más profundo
en donde siguiendo el arroyo aparecen de nuevo los hitos que ahora sí
nos llevan hasta el refugio de Osil. Se abre una pista amplia que da
acceso a los prados en donde pasta el ganado, nos quedan ya los últimos
4 kms para poner punto final a esta ruta fantástica. Ruta difícil desde la fuente hasta el Pico y la bajada hasta el bosque en la vuelta. Lo mejor, sin duda las vistas desde el Pandián. Imprescindible GPS.